A Brief Reflection on Pope Francis

Originally printed in the May 2025 issue

Some scholars believe that the saying “the eyes are the windows to the soul” originated in ancient Greece or Rome. Regardless of its origins, this saying has endured over time because it contains elements of truth.

I had the opportunity to meet Pope Francis on two occasions. I was fortunate to meet him face-to-face. While I can’t say what he saw in my eyes, I can share what I perceived in his. I saw joy, love, and compassion, all of which were reflected in his smile. These Gospel values are among many others that he emphasized during his papacy.

At the beginning of his 2013 Apostolic Exhortation, Evangelii Gaudium (The Joy of the Gospel), Pope Francis wrote: “The Joy of the Gospel fills the hearts and lives of all who encounter Jesus. Those who accept his offer of salvation are set free from sin, sorrow, inner emptiness, and loneliness. With Christ, joy is constantly born anew. In this Exhortation I wish to encourage the Christian faithful to embark upon a new chapter of evangelization marked by this joy, while pointing out new paths for the Church’s journey in years to come.” (1)

In his last Encyclical, Dilexit Nos (He Loved Us), in 2024, Pope Francis wrote: “It is only by starting from the heart that our communities will succeed in uniting and reconciling differing minds and wills, so that the Spirit can guide us in unity as brothers and sisters. Reconciliation and peace are also born of the heart. The heart of Christ is “ecstasy”, openness, gift and encounter. In that heart, we learn to relate to one another in wholesome and happy ways, and to build up in this world God’s kingdom of love and justice. Our hearts, united with the heart of Christ, are capable of working this social miracle.” (28)

He frequently referenced the compassionate Parable of the Good Samaritan, where a Samaritan helps a severely beaten man after two others, who are more prominent and respected, neglect the victim. The parable concludes with, “Which of these three, in your opinion, was neighbor to the robbers’ victim?”  He answered, “The one who treated him with mercy.” Jesus said to him, “Go and do likewise.” (Luke 10:36-37)

I believe Pope Francis has given us a more joyful, loving, merciful, compassionate, and evangelization-focused Church. May he rest in peace.

Una breve reflexión sobre el Papa Francisco

Algunos estudiosos creen que el dicho «los ojos son las ventanas del alma» se originó en la antigua Grecia o Roma. Independientemente de su origen, este dicho ha perdurado a lo largo del tiempo porque contiene elementos de verdad.

Tuve la oportunidad de conocer al Papa Francisco en dos ocasiones. Tuve la fortuna de verlo cara a cara. Si bien no puedo describir lo que vio en mis ojos, sí puedo compartir lo que percibí en los suyos. Vi alegría, amor y compasión, todo lo cual se reflejaba en su sonrisa. Estos valores evangélicos se encuentran entre muchos otros que enfatizó durante su papado.

Al comienzo de su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio), en 2013, el Papa Francisco escribió: «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.» (1)

En su última encíclica, Dilexit Nos (Él nos amó), de 2024, el Papa Francisco escribió: «Nuestras comunidades sólo desde el corazón lograrán unir sus inteligencias y voluntades diversas y pacificarlas para que el Espíritu nos guíe como red de hermanos, ya que pacificar también es tarea del corazón. El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social.» (28)

Con frecuencia mencionó la compasiva parábola del Buen Samaritano, donde un samaritano ayuda a un hombre gravemente golpeado después de que otros dos, más prominentes y respetados, descuidan a la víctima. La parábola concluye con: «¿Quién de estos tres, en tu opinión, fue prójimo de la víctima de los ladrones?». Él respondió: «El que lo trató con misericordia». Jesús le dijo: «Ve y haz tú lo mismo». (Lucas 10:36-37)

Creo que el Papa Francisco nos ha dado una Iglesia más alegre, amorosa, misericordiosa, compasiva y centrada en la evangelización. Que descanse en paz.